FUERZA Y PUREZA DE LA LÍNEA

En el paso histórico que dio la abstracción geométrica hacia el cinetismo las figuras que se pueden considerar como fundadoras son pocas. Se reconoce el aporte de artistas fundamentales como Vasarely, Calder, Duchamp, Soto, Tinguely, entre otros. En aquella época en la forma de un “Manifiesto” se documentaban y relacionaban los hechos fundamentales que hacían partir a un grupo de artistas emblemáticos hacia otros rumbos:


…He aquí los hechos determinantes del pasado que relacionamos entre ellos y que nos interesan más entre tantos otros: la “plástica” triunfa sobre la anécdota (Manet) - primera geometrización del mundo exterior (Cézanne) - conquista del color puro (Matisse) - estallido de la figuración (Picasso) - la visión exterior cambia en visión interior (Kandinsky) - un linaje de la pintura se disuelve en la arquitectura Taeuber, Magnelli, Herbin) - abandono del volumen por el ESPACIO (Calder). El deseo de un nuevo conocimiento se confirmó en el pasado más reciente con la invención de la COMPOSICIÓN PURA y por la elección de la UNIDAD… (Notas para un Manifiesto, introducción al “Manifiesto Amarillo”, fragmento, 1955)


Así se iniciaba este nuevo camino.

Son pocos en la historia del arte los movimientos que han logrado una extensión y valoración universal como la abstracción geométrica primero, y luego el cinetismo.

Se trata de un grupo de artistas que actuó en conjunto para generar un cambio fundamental en el arte contemporáneo. Sin duda la revolución mas importante que logra generar un colectivo había venido con la irrupción del movimiento surrealista, pero en el caso del movimiento cinético hay algo que es notable. Mientras los surrealistas en el área de la plástica seguían con las antiguas herramientas, como la pintura, los cinéticos llegan a cambiar las herramientas expresivas con la incorporación de materiales inéditos como las luces, los motores y el acrílico. Se trata de una búsqueda que permitirá trabajar en la construcción del movimiento al interior de la obra. Así añaden también el estudio de los fenómenos de la física y la biología, como la “latencia retiniana” (aspecto esencial en el desarrollo del cine), los efectos del contraste entre “figura y fondo”, y una serie de desarrollos, que sin duda harán de este grupo uno de los mas innovadores y revolucionarios en la historia del arte.

Se trata de un cambio de perspectiva total, y donde los artistas de América Latina tienen un rol fundamental. Después de Vasarely, el venezolano Jesús Rafael Soto, el argentino Julio Le Parc, y el gran maestro que nos dejó hace ya 3 años Carlos Cruz Diez, son figuras emblemáticas del movimiento, que es amplio y abarcar a artistas de muchos países. Desde Chile viaja becada a París, y es parte por algún tiempo de esta primera línea nuestra Matilde Pérez. Con o sin vínculos directos entre los artistas la realidad es que se va formando una “internacional del cinetismo”. Si bien el centro indudable está en París los artistas son latinoamericanos, franceses italianos o argentinos por mencionar algunas nacionalidades que aparecen en el inicio.

El movimiento va integrando nuevos artistas de manera permanente, y hay que decir que los que se van sumando, en algunos casos van haciendo una re-lectura de los integrantes iniciales del movimiento. No es extraño encontrar cruces entre sus obras y la recurrencia a ciertos tipos de materiales como el acrílico, sistemas lumínicos y motores que son herramientas compartidas.

En el último tiempo llama la atención la irrupción de nuevos artistas cinéticos y donde aparece un actor difícil de esquivar, el ordenador. El problema radica aquí en que se trata de una herramienta donde es fácil generar patrones de desarrollo cinético, inclusos algunos que vienen incorporados en ciertos programas casi por defecto. Si bien el cinetismo defendió desde siempre la incorporación de la tecnología y un arte vinculado al trabajo de la ciencia, el ordenador ha permitido generar “obras cinéticas” donde el trabajo artístico y el concepto subyacente que soporta la obra en muchos casos aparece discutible.

A mi modo de ver nada ha reemplazado, hasta ahora, la forma de trabajar de los grandes maestros del cinetismo. Las investigaciones de Jesús Rafael Soto sobre la materialidad que se expresa en el espacio y que “relativiza lo que vemos”, el estudio de las “Fisiocromías” de Carlos Cruz Diez, quien además, ha construido sus propias herramientas de trabajo, vinculadas a la materialidad de su obra, llegando a una ecuación magistral entre movimiento, control de la luz y color, generando efectos cromáticos cambiantes que no se detienen. Los sistemas lumínicos de Julio Le Parc que sorprenden por su belleza expresiva y la construcción de un movimiento de profundidad cambiante.

En este escenario vital, y todavía en desarrollo podemos encontramos con sorpresas, con artistas donde la persistencia y el rigor les ha llevado a nuevos descubrimientos.

Es el caso de la chileno – venezolana Liliana Iturriaga, cuya obra he definido, de manera arbitraria, como un “Cinetismo Gestual”. Aquí se trata de un lenguaje expresivo que opera desde una cierta desnudez, una obra que vibra con una energía austera y atrayente. El tema de Iturriaga es la línea, la sinuosidad de la línea en el espacio y sus efectos en la yuxtaposición y sus diferentes fases de movimiento. Ese movimiento en el espacio que corresponde además al gesto de la artista sobre el soporte, porque siempre está su mano, como proyección de un concepto profundo. Aquí también encontramos una artista que llega al diseño de sus herramientas para desarrollar sus conceptos expresivos. Sus “regletas” juegan sobre el soporte, ya sean acrílico, cristal o metal para generar la ondulación que es rigurosamente controlada. También usa la materialidad y técnica de la pintura al óleo, realizada con detalle y perfección matemática, con los motivos que vienen de esa concepción particular que construye y deconstruye su concepción particular de la línea.

El juego con primeros planos de grafismo transparente y fondos mas bien monocromáticos generan un conjunto que dota a la obra de una energía distintiva y elegante. Se trata de una “escritura” particular, que logra uno de los aspectos más difíciles en la obra de arte, la construcción de una identidad. Se trata de una obra que va profundizando su vibración como expresión de un movimiento interior.

Es interesante que esta obra, que puede adquirir niveles de complejidad expresiva notables, viene desde los mas simple, desde la pureza, de la simplicidad del gesto, lo que la humaniza y la aleja de ser un ejercicio predeterminado de manera estricta por un diseño previo. El gesto no será nunca los suficientemente automático, y por lo tanto nunca será igual.

Al parecer hay imágenes que construyen nuestra mirada desde la infancia, aunque estemos hablando de cinetismo aquella frase de Matta “La Tierra es el hombre”, presente en el cuadro que pinta como homenaje para Federico García Lorca asesinado en España, esta resonando siempre en la infancia de los artistas, se trata del lugar de donde vienes, de la naturaleza donde creciste. Liliana Iturriaga creció en Ciudad Bolívar, así en su niñez en Venezuela, le toco ver a diario los ríos que cruzan ese territorio, ríos con bellos y sonoros nombres Yocaima, Caura, Botonamo, Upata, Camarán, entre otros. Rios que también vieron en su infancia Jesús Rafael Soto, y seguramente Carlos Cruz Diez.

Pareciera que el movimiento permanente de las ondas del agua, su fuerza y transparencia fue alimentado de algún modo la infancia de la artista, en esa contemplación cotidiana, y que ahora nos trae en su obra, con esa ondulación pura y fuerte, un movimiento que en la velocidad de los ríos y en la naturaleza no se detiene.


MANUEL BASOALTO

CURADOR DE ARTE, CINEASTA.

CHILE

LOS ESTRATOS

"Estratos: Conjunto de elementos que, con determinados caracteres comunes, se ha integrado con otros conjuntos previos o posteriores para la formación de una entidad o producto históricos."

"Los estratos es la premisa del desarrollo de la obra de Iturriaga que parte de la necesidad de la creación de la lectura material por composición física, es decir componer referencias ópticas sobrepuestas mediante planos lisos de color e intervenciones lineales. La propuesta se logra formando planos materiales por medio de planchas a las que posteriormente se colocan elementos transparentes que se intervienen y generan en la unión visual una continuidad estructurada en donde la gestualidad gana en un plano controlado un puesto importante . La empresa de creación de estas obras de gran formato permiten al espectador componer elementos del consciente colectivo en referencias sólidas, claras, los estratos no solo son formales van de la mano de los componentes del recuerdo, la contemplación y el deseo.

Analizar los elementos ópticos de Vasarely y la propuesta de Soto como elementos primigenios a este desarrollo es valioso, sin embargo la necesidad espacial de Iturriaga va mucho más atrás en la historia del arte, el planteamiento bidimensional de estructurar escenas horizontales donde el espectador promete insertarse en la obra podríamos decir que tiene referencias a los grandes formatos utilizados para la creación como por ejemplo la obra de Doufy que se encuentran en el Museo de Arte Moderno de Paris, esos grandes planos que se esfuerzan para tomar una dimensión de penetración espacial.

Los estratos de Iturriaga van de la mano del color puro y de la forma limpia, jugando a la monocromía y a la versatilidad visual, sus azules son calmantes que te llevan a una plenitud espacial, para luego de acuerdo al gesto en esas intervenciones blancas desprenderse y verter el proceso irracional, lleno de valores psicológicos, no en balde su proceso como artista lleva elementos íntimos de reflexión personal, unido a sus experiencias que ha logrado filtrar de forma inédita en su obra."


GABRIEL GUEVARA JURADO

LIC EN HISTORIA DE LAS ARTES PLÁSTICAS Y MUSEOLOGÍA, UNIVERSIDAD JOSE MARÍA VARGAS, VENEZUELA

ESPECIALISTA EN CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE OBRAS DE ARTE, UNIVERSITA INTERNATIONALE DELL´ARTE FIRENZE, ITALIA

RECREANDO UNA NUEVA DIMENSIÓN

La obra de Liliana Iturriaga traspasa los límites del arte cinético, para mostrarnos, con un lenguaje claro y limpio, una nueva propuesta icónica. Sus movimientos de trazos firmes y armónicos dejan de lado los tradicionales pínceles, cambiándolos por un slinky, resorte lúdico, de gran plasticidad. La innovación de este instrumento le permite con agilidad y soltura, plasmar movimientos con un ritmo propio, dados por constantes altos y bajo producidos por la sinuosidad de la línea. Estos códigos dibujados en micas de colores vivos y alegres, se entrelazan con transposiciones de vidrios que ayudan a formar la tridimensionalidad. El cuadro cobra así una nueva superficie, más cercano a la escultura, que a la pintura. De esta forma, su obra fusiona un primer plano, plasmada en la mica; un relieve de las figuras ante puesta en el vidrio, más una tercera dimensión dada por las diferentes sombras de las figuras del vidrio. En esta triple dimensionalidad radica la mayor originalidad de la artista, rompiendo con su estatismo creacional para re-inventarse en un nuevo cinetismo, según la hora del día en que se perciba el cuadro. Por esto, lo espacio-temporal es un nuevo agente creador, es decir, un cocreador, que junto con la pintora van dando “vida” a cada obra. Esta genialidad hace que en la Obra de Iturriaga se introduzcan elementos innovadores, que van más allá de los conocidos movimientos geométrico, tan usado por los vanguardistas cinéticos de los años 70.

La novedad de introducir una nueva dimensión con el uso de materiales ajenos de la plástica convencional hace que Liliana rompa con la rigidez propia de lo mesurable, de lo esperable, del equilibrio intencional, del estudio premeditado, para dar paso a la espontaneidad y a la libertad de movimiento que pareciera nacer de lo profundo de su inconsciente, metáfora de las huellas digitales de su personalidad. Desde esta perspectiva, podemos afirmar que sus líneas, amalgama de sinuosidad y rectitud, se van armonizando con los otros tramos, como versos en estrofas, para luego intercalar la tercera dimensión con la opacidad de la sombra. La sombra que en principios freudianos viene hacer lo inconsciente, aquello que no podemos manejar con nuestro Yo consciente, pero que es suma de las experiencias vivida por cada ser, por lo tanto, reflejo de los rasgos de personalidad de cada individuo.

Al espectador le corresponde descifrar la obra en su conjunto, interpretando los códigos dados por los morfemas plásticos que aparecen en la interacción de movimientos sinuosos y líneas rectas, espacios en blancos y colores nítidos, grosores y delgadeces de los trazos, estrecheces, sombras dinámicas y tonos vibrantes. Cada cuadro presenta una composición diferente, pero como en ella no hay una estructura pre definida con anterioridad, es el espectador, con absoluta autonomía, el encargado de decodificar interiormente su significado. Es éste el encargado de interpretar su propia melodía, una melodía sin ruidos internos, pero con compases que se asocian al inconsciente. El observador va descubriendo el significado del texto, de un texto sin grafemas, pero con conceptos abiertos, donde cabe una libre interpretación. Podríamos decir que esta lectura equivale a una autobiografía del biorritmo profundo del receptor. Por esto, cada persona elegirá el cuadro que más lo identifique, los linfáticos buscarán los de trazos monótonos con pequeñas pausas; los sanguíneos preferirán los grosores anchos y curvas profundas, en cambio, los coléricos se centrarán en los colores vibrantes y sombras penetrantes. Asistir a la exposición, será la única manera de reconocer, cuál es la obra que identifica a cada espectador.


MARÍA TERESA FUENZALIDA VIVES

LIC EN ESTÉTICA, PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA, CHILE

LA LÍNEA

La línea como medio de expresión es infinitamente compleja, basta con dar una mirada a nuestro alrededor para darnos cuenta que siempre está presente.

En 2010 inicié este proyecto que consistía en pasar los movimientos de un resorte al plano, descomponiendo así dicha pieza y creando formas abstractas diversas para luego representarlas por medio del uso de la superposición y así, darle dominio sobre las tres dimensiones.

Son formas lineales que inducen a una lectura secuencial caracterizada por deformaciones volumétricas, torsiones, quiebres, estiramientos y fragmentaciones, dando paso a composiciones lineales con una anatomía visual propia, donde lo efímero e intangible se puede representar. Así encuentro una expresión limpia y pura, llegando a descubrir a La Línea en una diversidad de expresiones, que están presentes a través del recorrido de una matriz ranurada sobre planchas impregnadas con pintura, que develan los movimientos de mayor o menor vibración, dependiendo de la forma del trazo. Son surcos de líneas como las que deja el arado en la tierra o como las irregulares líneas de la corteza terrestre.

Los primeros ejercicios lineales fueron en un solo plano, se podían apreciar desplazamientos fluidos y sinuosos. El uso de la matriz se tornó variado y su tamaño determinaba el plano. El ancho de las ranuras, hechas con la medida del ojo, dan la particularidad de lo irregular y perfecto a la vez. Estas líneas separadas entre sí por un factor proporcional, se desplazan con mayor o menor intensidad dependiendo de la sucesión de acontecimientos, que multiplican su fuerza avanzando en forma paralela, pudiendo cambiar su frecuencia y compás, mostrando movimientos perfectamente preconcebidos o movimientos audaces e improvisados.

El color interviene estableciendo una unidad con la línea y está continuamente influenciado por la vibración y la energía. Sirve para dar identidad a las lecturas lineales, haciendo una simbiosis con la línea que potencia las características propias que poseen ambos elementos.

El espacio dentro de la obra está determinado por el plano y por la ubicación de los elementos lineales en el mismo. Los intervalos entre cada línea paralela definen claramente un orden, una disciplina, un equilibrio en la composición. Ciertas obras tienen como característica espacios donde la línea parece suspenderse, para que el espectador pueda mentalmente continuar con su propia imagen y crear su propio movimiento lineal, o no crearlo, para simplemente dejarlo como descanso o término de esta lectura, y donde lo conceptual puede ser reinterpretado.


LILIANA ITURRIAGA

EXPOSICIÓN LA SINUOSIDAD DE LA LÍNEA, MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, CHILE